miércoles, 24 de enero de 2007

Portinari

El vaho encierra el sueño, detrás de los cristales sólo hay noche y asfalto. Dos cuerpos en un coche, la oscuridad observa este solipsismo compartido. Sonríes.

Tu cuerpo en el salpicadero, susurras en mí oído. Deletreo mentalmente las sílabas, como cuando de niño, abrazado al cuadernillo azul, repetía sonidos empeñado en que significaran algo.

Sumido a ti como una herida escruto pensamientos que no tienes, buscando la alquimia que se escapa al orden racional de las cosas, mientras, te vistes en silencio, mirándome, perfecta.

El vaho encierra el sueño, detrás de los cristales sólo hay noche y asfalto. Dos cuerpos en un coche, bajo el coche el abismo, un abismo negro y salino sobre el que flotaré cuando te hayas ido.

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